Hombre al que no le entran balas
Todos lo miran con respeto. Nadie se atreve a levantarle la voz. Los de la plaza lo conocen como el cojo malhumorado, pero de buen corazón. Hace 30 años que lleva esa mochila de ser conocido de esa manera. Su rostro refleja ya no importarle.
Nació en la ciudad de Valparaíso -Cerro Los Placeres-, en 1948. Lo porteño se le nota. "no tiene pelos en la lengua, aparte de ser bien parado, no le tiene miedo a nadie, es bien chorizo como dicen acá", afirma Edison Mendez, joven peruano de 21 años que trabaja con él, sacando y cuidando autos que se ubican a un costado de la Plaza Brasil.
"Manolito", es un hombre de la calle, eso sí de forma involuntaria. Su padre lo echó de la casa a los 10. Alberto Silva (56), "El guatón" como lo llaman todos en el barrio, afirma que pocos como él, siendo de la calle, se preocupa de estar bien presentado. "No le gusta mostrar la hilacha", agrega el guatón.
Siempre al caminar se nota su presencia, aún más por su problema que le queja en su pierna. Fue diagnosticado de parálisis en su extremidad izquierda a los cinco meses de vida. A pesar de la magnitud del caso, pareciera no importarle el tema. "No le complica para nada ser cojito, es más le da más fuerza para seguir adelante. Es un hombre muy esforzado Manolito y no por un problema se echará a morir", dice Roberto Mondaca (32), colega y amigo de la vida.
En el trabajo, "manolito" es el que más tiene voz de mando y nadie de sus colegas le debate. Tiene su genio. Sus conocidos, lo excusan que aparte de la edad, la enfermedad que posee -es diabético hipertenso-, hace que cambie rotundamente su estado de ánimo. Un rato esta de lo más feliz, al otro rato demuestra estar descontento, y se desquita generalmente con sus compañeros de trabajo. Pero nadie le saca ser cortés y caballero, cuando tiene que atender a una dama bajándose de un auto. Ahí a Manolito se le olvida todo. Siempre después de atender a una señorita o señora, termina con la frase: "vaya mi dama, yo se lo cuidaré con toda mi al alma". Pero luego de un rato se desentiende, de aquel auto que, según él, cuidaría con su vida.
Le gusta tirarle la talla a sus compañeros, cuando el ambiente laboral se encuentra relajado. Su víctima favorita es Edison, el "pe", como lo llama él. Lo agarra a "chuchá" limpia, pero siempre en tono de leseo, a menos que se haya mandado un error gravísimo. Edison solamente se ríe tímidamente de las burlas de manolito. No tiene más opción. Mirarlo feo le podría costar más que la pérdida de su amistad.
Tuvo un periodo bastante negro, en la cual el alcohol, era su fiel compañía cada noche. la razón, la separación con su mujer. A pesar de eso, jamás dejó botado a ninguno de sus siete hijos (2 hombres y 5 mujeres). Actualmente dos de ellos, los hombres de la familia se encuentran desorientado por la droga. En cambio las mujeres, todas están en una buena situación, casadas y con hijos, y agradecen totalmente a su "tata"- así lo llaman-, de haberles inculcado las cosas como son. "siempre nos dijo lo duro que sería la vida. Que sin estudio no seríamos nada. Gracias a él, somos lo que somos", afirma Martina (30), la menor de los siete hermanos y la regalona de su padre.
40 años viviendo en el barrio ha hecho que se convierta en uno de los personajes más queridos y respetados por la gente. Nadie se atrevería a insultarlo, y menos asaltarlo en la plaza. La gente sabe quién es y de quien estamos hablando. "Manolito ha demostrado y es ejemplo claro, de que el vivir en la calle no significa ser un muerto de hambre e invisible para las demás personas", dice "el guatón", comiéndose un emparedado de jamón.
"Manolito" desde pequeño ha trabajo en varios oficios. Todos ejercidos en la calle. A los 12 años ya era limpiador de autos. Más grande fue lustrabotas. También ejerció de vendedor ambulante. Vendía golosinas de todo tipo. La vida le ha enseñado que todo trabajo dignifica, sin importar el prejuicio de los demás.
Según Martina, su padre es fanático de las películas de Vaquero. Su actor favorito es Clint Eastwood y su película "El bueno, el malo y feo". No es muy bueno para la música, cuando está muy aburrido prende la radio cosa que hace a veces en la plaza, con la radio de Roberto. Pero escuchar música no es su interés al prenderla, si no actualizarse con las noticias del quehacer nacional.
"Manolito" fue al colegio hasta 3º básico en la Escuela nº33 del Cerro los placeres. Su conocimiento es bastante elevado comparado con sus antecedentes estudiantiles. Siempre ha querido estudiar y es algo que se arrepiente, no haber podido terminar el colegio. "La vida es una caja de sorpresa. Uno tiene contemplado algo, pero el destino otra cosa y lo que predomina es el último. Me tocó vivir así. La culpa no es de nadie sino de la misma vida. Ella decidió que yo fuera la oveja negra de mi familia, que llegara solo a los 16 años a Santiago. Ella elige y tú ve como la tomas y la enfrentas", añade con gran seguridad Manuel Echeverría Fernández, "Manolito".
jueves, 11 de diciembre de 2008
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