jueves, 11 de diciembre de 2008

Barrio Brasil

¿Patrimonio cultural o decadencia cronológica?

Edificios portentosos, casas de adobe, casonas coloniales, colectivos antiguos, colegios con tradición cristiana, hoteles lujosos, iglesias y monasterios con gran influencia en el barrio como Santa Lucía y Santo Domingo, el cine arcaico, lustrabotas en las afueras de la plaza, curas y monjas paseando en ella, padres con sus hijos juegan sin temor al asalto. Esto y más, refleja el barrio hace 40 años atrás. Hoy, la cara del barrio ha cambiado. Los años no han pasado en vano.
Niños corren y se deslizan en los juegos, mientras sus madres los miran sentadas a metros de ellos. Jóvenes tirados en el pasto, descansan y tiran la “talla” luego de haber ido a sus respectivos colegios. Varios ancianos pasean y otros se ven sentados tirándoles pan a las palomas. Eso es el reflejo de un día cualquiera en la Plaza Brasil, lugar mítico que ha caracterizado por años al barrio.
La plaza pertenecía en los años 30 a las monjas de la Iglesia Santa Cecilia, ellas mismas como una forma de contribuir al barrio, la donaron para que todos pudieran gozar de ella. Actualmente la frecuenta una diversidad de gente de todas las edades, con motivo de conversar y pasar un momento agradable.
Alrededor de ella, existen recintos culturales como el Galpón Víctor Jara, en el cual se hacen tocatas y conciertos generalmente de rock. También a la vista se ven pubs y restaurantes (Catedral con Avenida Brasil), que los fines de semana se repletan de jóvenes empresarios y universitarios. Por ello, el barrio se ha caracterizado en los últimos diez años como un punto ideal de carrete. Eso sí no tanto cuando en conjunto con el Parque Forestal eran los dos “grandes” sectores más concurridos por la gente joven. También se caracteriza por su bella arquitectura, herencia del siglo XIX. Varios conjuntos han sido declarados monumentos nacionales: la calle Dieciocho, el barrio Concha y Toro, la calle Virginia Opazo, las Casonas de Avenida República y los pasajes Lucrecia Valdés, Adriana Cousiño y Hurtado Rodríguez.
Al introducirse más en el barrio, podemos encontrar varios colegios con tradición cristiana. Esto debido a la gran influencia de curas y monjas en el siglo pasado y principio de este. Dos grandes instituciones son: El maristas, ubicado en Santo Domingo y el Colegio Santa Cecilia situado al frente de la Plaza Brasil. Éste último era bastante importante en su tiempo, porque asistía la clase alta de Santiago.Actualmente esa tradición católica se mantiene intacta en los colegios ubicados en el sector, como los mencionados anteriormente. Don Gilberto Silva de 57 años es limpiador de autos en la plaza Brasil. Ha trabajado y vivido en el sector más de 40 años. Sabe en carne propia los cambios que ha tenido el barrio: “Antes el sector era conocido por ser uno de los lugares con más status económico de Santiago y por sus arquitecturas que eran llamativas para cualquiera que visitaba el lugar. Por ello mucho de los sitios han sido nombrados como patrimonio cultural”.
Don Gilberto también señaló que el barrio ha tenido una decadencia cronológica con respecto a su clase social predominante. Hoy, el sector es dominado por la clase media, diferente como era hace 50 años atrás.
También existe una mayor diversidad de gente que provienen de otros lugares: colombianos y peruanos generalmente, que emigran de sus países en busca de un mejor sustento económico.
También existe una gran variedad de jóvenes con diferentes estilos de música y que podemos ver con frecuencia en las calles: metaleros, punks, rockeros y hiphoperos, entre otros. Últimamente en la plaza podemos ver también diversos grupos de tribus urbanas: pokemones, otakus, emos, oshares, etc. “Las familias parecen estar acostumbradas a compartir con ellos cuando van a pasear a la plaza”, dice Don Gilberto, esperando la llegada de un auto.
Nazaret Barrías (47), secretaria de la tercera junta de vecinos de barrio “Capuchinos”, manifiesta que el barrio ha tenido un fuerte posicionamiento en lo cultural por sus diseños arquitectónicos del siglo pasado como la Basílica, La Fortaleza, El Castillo, El Renacentista, La Casa Roja, entre otros, pero ha perdido fuerza en lo económico y en innovar el sector con cosas nuevas, que no solamente se destaque por las infraestructuras del siglo pasado. “El barrio cada vez se está convirtiendo en un patrimonio cultural y estamos decayendo cronológicamente y no nos queremos dar cuenta”.
El Bar Serena es en la actualidad, uno de los pocos sectores que refleja el pasado del barrio Brasil, por lo menos en su infraestructura, porque sus visitantes son variados en su tipo y condición social. Tendencia que caracteriza hoy al barrio. La diversidad en su gente y la férrea permanencia de sus lugares históricos, que con los años se han convertidos la mayoría de ellos en patrimonios.

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